Te decía.
Siento un cosquilleo de impaciencia.
Quizás te parezca una locura el deseo que provoca el
recuerdo de tu boca.
No sé ni cómo osar ni ser osada de profanar tu nombre en mi garganta,
Eres cruel te gusta hacerlo en la sapiencia del tiempo sostenido
En un incendio pavoroso de fuego enaltecido.
Entre risas me desato de las furias que estremecen nuestros actos que vibran acompasando el ritmo de galope alborotado.
Llenan las risas espacios cuál fuerza transmutadora. Nos engalana, nos limpia.
De fuerza nos atesora.
Te decía.
Porque siempre me sorprendes presentándote a deshora. De opereta delirante
Nombrando nombres furtivos, sorpresivo, atenuante del castigo.
Quiero y no quiero querer porque tú no has querido.
Míralo el cantante diafonía oficiante y otras voces óperantes.
Vas pronto, llegas tarde.
Quizás mi espera desespera de esperarte.
Te decía
Que de nuevo te presentas, me encanta tu bien lo sabes.
Cuento en estos instantes, de felicidad suprema se mantienen resistiendo, entretiempos conviviendo.
Nunca juntos, nunca somos, nunca fuimos, siempre hacemos.
Así pasan los eones. Trascurren los universos.
Jugando a las escondidas como los Dioses traviesos.
Pongo un mundo lo decoro.
Pones otro, lo supero.
Me revuelves en los lodos.
Si estás con el hecho de explicarte que en el juego, si estás aquí es porque quiero.
Lo recuerdas ángel mío?
Yo te hable de la venganza
Te sorprende?
Eres mío!
Cuándo aún eras Granada dejé claro centinela que no
podrás impedirlo.
Y te gritaba... Recuerdas?
No te resistas!
Eres mío!
Nunca podrás impedirlo.
Te decía... Cuándo llegas?
No hace falta digas nada, tus labios eran resorte de mi sonrisa traviesa. Como de forma insistente siempre viene repitiendo.
Solo debo desearte para poder poseerte
Siento un cosquilleo de impaciencia.
Quizás te parezca una locura el deseo que provoca el
recuerdo de tu boca.
No sé ni cómo osar ni ser osada de profanar tu nombre en mi garganta,
Eres cruel te gusta hacerlo en la sapiencia del tiempo sostenido
En un incendio pavoroso de fuego enaltecido.
Entre risas me desato de las furias que estremecen nuestros actos que vibran acompasando el ritmo de galope alborotado.
Llenan las risas espacios cuál fuerza transmutadora. Nos engalana, nos limpia.
De fuerza nos atesora.
Te decía.
Porque siempre me sorprendes presentándote a deshora. De opereta delirante
Nombrando nombres furtivos, sorpresivo, atenuante del castigo.
Quiero y no quiero querer porque tú no has querido.
Míralo el cantante diafonía oficiante y otras voces óperantes.
Vas pronto, llegas tarde.
Quizás mi espera desespera de esperarte.
Te decía
Que de nuevo te presentas, me encanta tu bien lo sabes.
Cuento en estos instantes, de felicidad suprema se mantienen resistiendo, entretiempos conviviendo.
Nunca juntos, nunca somos, nunca fuimos, siempre hacemos.
Así pasan los eones. Trascurren los universos.
Jugando a las escondidas como los Dioses traviesos.
Pongo un mundo lo decoro.
Pones otro, lo supero.
Me revuelves en los lodos.
Si estás con el hecho de explicarte que en el juego, si estás aquí es porque quiero.
Lo recuerdas ángel mío?
Yo te hable de la venganza
Te sorprende?
Eres mío!
Cuándo aún eras Granada dejé claro centinela que no
podrás impedirlo.
Y te gritaba... Recuerdas?
No te resistas!
Eres mío!
Nunca podrás impedirlo.
Te decía... Cuándo llegas?
No hace falta digas nada, tus labios eran resorte de mi sonrisa traviesa. Como de forma insistente siempre viene repitiendo.
Solo debo desearte para poder poseerte
Sublime! Para que más...
ResponderEliminarEres un inmenso rio de sabiduria poética.
ResponderEliminarTenías Razón Frana. Era cuestión de quererme...
ResponderEliminar