miércoles, 7 de agosto de 2019

ME IBA SIN DESPEDIRME

No tienen sentido las despedidas cuando nunca existieron llegadas, simplemente estamos ocupando un espacio en un tiempo.

Se apaga el tiempo, incluso el espacio.
Se diluyen cenizas fundidas a tantas otras partículas de un infinito lleno de infinitivos, repletos de tiempo y voz, perdidos en el vacío sin ser ni modo, ni persona que van uniéndose a tantas otras entidades sin dejar de ser núnca únicas, indivisas e intransferibles.

Intento cabalgar en los tiempos del espacio sin anclar, deseo marchar sin despedidas, sin dejar nombre ni huella que marque un dolor, una ausencia pretendiendo llenar una vacua presencia.
Señalar, crear caminos ya ajados por pies, ni aun siendo propios dejan de ser ajenos a aquellos  que puedan caminar a mi lado por un tiempo, ningún tiempo o todos los tiempos...
O lejos de mi.

Intento abrir escotillas cuando debo superar escollos.
Abrir abrazos, coronar corazones, alcanzar cimas sin campamento base, a sangre y fuego.
Apartar las piedras, retirar los abrojos del camino, señalizar las simas, purificar las fuentes para escuchar la voz cantarina que de ellas emana.
Alegrar los caminos abriendo el camino a la vida del Agua !!

Latidos acelerados que ven la meta que anhelan temiendo alcanzar.
Terrores mundanos de quien desde la muerte teme la vida por llegar.









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